jueves, 1 de enero de 2009

Silvina Ocampo: completan la edición de una obra notable


Opacada por su hermana Victoria, brilla con luz propia en sus cuentos y novelas. Para 2009 se espera la edición de dos libros inéditos: Cornelia frente al espejo y Poemas inéditos sueltos. Aademás, hay por lo menos otros siete en marcha, que incluyen material nunca difundido.

Por: Gabriela Cabezón Cámara
LA HERMANA MENOR. Silvina Ocampo, quince años menor que Victoria, fue admirada por los mejores entre sus pares: Cortázar, Calvino, Bianco, Pizarnik y, por supuesto, su marido Adolfo Bioy Casares y su amigo Jorge Luis Borges.


Para la mayoría, era un fantasma: cuando se presentaba como Silvina la confundían con Bullrich y cuando decía Ocampo, la trocaban por su famosa hermana 15 años mayor. Desde su primer libro, Viaje Olvidado (1937) hasta el último, Cornelia frente al espejo, (1988) sólo fue admirada por los mejores entre sus pares: Wilcock, Cortázar, Calvino, Bianco, Pizarnik y, por supuesto, su marido Adolfo Bioy Casares y su amigo Jorge Luis Borges. Durante esas casi cinco décadas, sus libros fueron muchas veces inconseguibles. Hubo que esperar para poder leer la obra completa-completa de Silvina Ocampo (1903-1994).

A partir de 2006, Editorial Sudamericana editó seis de sus libros, dos de ellos nunca antes publicados: Invenciones del recuerdo, Autobiografía de Irene, La furia y otros cuentos, La torre sin fin, Ejército de la oscuridad y Las repeticiones y otros relatos inéditos. El año que viene, llegarán Cornelia frente al espejo y Poemas inéditos sueltos. Y hay por lo menos otros siete en marcha, que incluyen material nunca difundido.

De los cuatro libros compuestos enteramente de material inédito o disperso, Ernesto Montequín, a cargo de la edición y selección del archivo Silvina Ocampo, destaca la novela La promesa como ejemplo de la irreductible originalidad de la menor de las seis hermanas Ocampo. Se trata de "una ficción concéntrica narrada por una náufraga que se confiesa analfabeta y, para ahuyentar a la muerte mientras flota en el mar, hilvana una suerte de diccionario de recuerdos con historias que se entrecruzan para formar la trama de una novela inesperadamente experimental".

Los otros tres son: "El espejo ardiente y otras piezas teatrales, que contendrá seis obras y un ballet; la poesía inédita; una recopilación de prólogos, entrevistas, respuestas a cuestionarios, y algunos textos autobiográficos", enumera Montequin.

¿Qué aportan los textos inéditos a la obra ya publicada de la autora­? "La comprobación final de su singularidad literaria, que redefine en sus propios términos todos los géneros", precisa el editor. "Varias de las obras de teatro comparten las premisas de su trama con algunos cuentos ya publicados, como "Keif" o "El diario de Porfiria", pero los personajes, el desarrollo argumental y aun el desenlace son distintos. La confrontación de estas variaciones --en el sentido musical del término-- revelan a una escritora que se imponía todos los desafíos formales para evitar reducirse al denominador común del estilo, de la cárcel de la voz propia", explica Montequín.

Pese a que decía de sí misma "No soy sociable, soy íntima", e hizo del perfil bajo y el enigma una parte importante de su imagen, Silvina Ocampo no siempre gozaba de su condición de poco leída: "Eso era parte de su construcción de figura de autor. En una carta escrita a su amigo Manuel Mujica Láinez, preguntaba: ¿Cuándo será el día que mis libros se vendan en los quioscos?", cuenta Adriana Mancini, autora de Silvina Ocampo. Escalas de pasión, editado por Norma en 2003.

"Sus contemporáneos no se dieron cuenta, era una adelantada que creó un nuevo modo de representación del género fantástico", subraya Mancini. Agrega: "Por eso su primer libro tuvo críticas severas. Silvina decía que en sus textos hay frases 'mal armadas' y neologismos, pero que a ella eso le gustaba. Lo que se veía como error es en realidad una estrategia propia de la literatura, como explicó Roland Barthes: la lengua es fascista y el escritor tiene que trampearla. Y eso es lo que ella hizo".

Para la investigadora Ocampo "incorpora el kitsch con genialidad: sus personajes son concientes de que esos almohadones, esos moños, la protección de toda vida burguesa, asfixia y mata, pero no encuentran salida. Además, pone a flor de piel el amor, el odio, la venganza, los celos, por eso sus cuentos crean un universo fantástico que inquieta, que te acribilla: las pasiones están expuestas casi en bruto".

Cuando la leían pocos, cuando la confundían con su hermana o su amiga best seller, fue nada menos que Jorge Luis Borges el que advirtió sobre su singularidad: "En los relatos de Silvina Ocampo hay un rasgo que no alcanzo a comprender, ese extraño amor por cierta crueldad inocente u oblicua; atribuyo ese rasgo al interés, al interés sorprendido que el mal inspira en las almas nobles".
A (re) descubrirla.

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