viernes, 3 de octubre de 2008

Rocío Ballón ( La dama inoculada Mary Wortley Montagu) en PÁGINA 12


Sábado, 13 de Septiembre de 2008
HISTORIA DE LA CIENCIA: MARY WORTLEY MONTAGU


La dama inoculada

Autodidacta y transgresora desde pequeña, a los 14 años manejaba a la perfección latín y francés. “Una mujer con mucho empuje y amor por el conocimiento”, podría ser la instantánea de Mary Wortley Montagu, una de las pioneras científicas de fines del siglo XVII y principios del XVIII.







Por Rocío Ballon

Poetisa y mujer atípica de la sociedad aristocrática inglesa, Lady Montagu (1689-1762) jugó un papel notable en la historia de la ciencia. En un viaje a Turquía observó cómo las circasianas que se pinchaban con agujas impregnadas en pus de viruela de las vacas no contraían nunca la enfermedad. Entonces inoculó a sus hijos y, a su regreso a Inglaterra, repitió y divulgó los procedimientos entre otras personas, siendo éste uno de los mayores aportes a la introducción de la inoculación en Occidente.

El éxito obtenido no fue suficiente para evitarle la oposición de la Iglesia y de la clase médica que siguió desconfiando del método, hasta que un hombre, el científico Edward Jenner (1749-1823), casi noventa años más tarde, desarrollara finalmente la vacuna.

Nacida en 1689, Mary fue hija de Evelyn Pierrepoint, luego conde de Kingston, y de Mary Fielding. A pesar de que a su padre nunca le interesara procurarle una educación, Mary se formó de manera autodidacta. A los 14 años dominaba el latín y el francés, y escribió una serie de poemas que reunió en un cuaderno titulado “Poemas. Canciones”.

Mantuvo una acalorada relación epistolar con Edgard Wortley Montagu, hermano de una amiga. Se enamoraron, pero el padre de Mary lo rechazó y pretendió casarla con otro. Entonces Mary y su enamorado se fugaron. Edward era miembro del Parlamento de Westminster, por lo que los primeros años de casados vivieron juntos en Inglaterra.

A principios de 1716, ella lo acompañó a Constantinopla, ya que había sido nombrado embajador de Turquía. Allí permanecieron hasta 1718. La historia de este viaje y sus observaciones sobre la vida en Oriente son contadas en las cartas conocidas como “Turkish Embassy Letters”, en donde de manera muy descriptiva y desprejuiciada Lady Montagu profundiza en las costumbres de la sociedad turca, en especial de sus mujeres.

Un pequeño paso para Mary, un gran paso para la humanidad
Ocurrió que mientras estaba en Turquía, Lady Mary conoció la práctica de la inoculación contra la viruela. Además de haber perdido a su hermano por esta causa, ella también mostraba fuertes cicatrices de la enfermedad. Se calcula que en el siglo XVIII la viruela había producido en el mundo 60 millones de víctimas mortales. Sólo en Inglaterra se cobraba 40 mil vidas anualmente.

En una de sus cartas, Mary relata con rigor científico y etnográfico el procedimiento de la inoculación. Escribe: “La viruela, tan fatal y general entre nosotros, aquí es completamente inofensiva gracias a la invención de la inoculación, que es el término que usan. Hay una serie de mujeres ancianas que se dedican a efectuar la operación. Cada otoño, en el mes de septiembre, que es cuando disminuye el calor, las personas se preguntan unas a otras si piensan que alguno de su familia va a tener la viruela. Con este propósito forman grupos y cuando se reúnen (quince o dieciséis juntos) una anciana llega con una cáscara de nuez llena de materia del mejor tipo de viruela y pregunta ‘qué venas te gustaría que te abriera’. Inmediatamente rasga y abre la que le has ofrecido con una aguja larga (que no produce más dolor que un rasguño) y pone en la vena tanto veneno como cabe en la punta de la aguja, y después venda la pequeña herida con un trozo hueco de la cáscara y así hace con cuatro o cinco venas”.

Unas líneas más abajo agrega: “Los pacientes jóvenes o niños juegan juntos durante el resto del día y tienen perfecta salud hasta el octavo día. Entonces comienza a subirles la fiebre y están en cama durante dos días, a veces tres y... a los ocho días están como antes de su enfermedad... Cada año, miles de personas se someten a esta operación y el embajador francés dice que ellos toman la viruela como en otros países las aguas. No hay ejemplo de nadie que haya muerto en la operación y, créeme, estoy tan satisfecha con la seguridad del experimento que pretendo intentarlo en mi propio hijo”.

Tal como lo anunció, Mary hizo inocular a su hijo en Constantinopla y a su hija a su regreso a Inglaterra. Una vez allí, consiguió que la entonces princesa de Gales se interesara por esta práctica hasta el punto de inocular, con éxito también, a sus propios hijos.

Los resultados estaban a la vista. Sin embargo, sus observaciones no bastaron y fueron sometidas a rigurosas pruebas por la Iglesia y la clase médica. En una ocasión, por indicación de Lady Montagu y a instancias del Colegio de Médicos de Londres, se inoculó la viruela a seis reos –a cambio de lo cual se les conmutó la pena de muerte– y luego a otros tantos huérfanos. A todos ellos se les puso en contacto con enfermos para ver si la inoculación funcionaba, y no enfermaron.
A pesar de su vehemencia en difundir el método, fueron numerosas las voces que se alzaron en su contra. Ella misma atribuyó estas reacciones a su género y a las enormes ganancias que la enfermedad les reportaba a muchos médicos: “Soy lo suficientemente patriota como para tomarme el trabajo de poner de moda en Inglaterra este útil invento, y no dudaría en escribir a nuestros médicos si conociera a alguno que pensara que tiene suficiente virtud para destruir una considerable parte de sus ganancias por el bien de la humanidad”.

Tantos detractores la obligaron a publicar anónimamente en 1722 A Plain Account of the Innoculating of the Small Pox by a Turkey Merchant (Un sencillo relato sobre la inoculación de la viruela por un mercader turco), donde explica las ventajas y principios de la inoculación.

Entre harenes y mezquitas.
Durante los dos años que duró su viaje, Lady Montagu se vistió de varón para poder entrar en la mezquita de Santa Sofía, aprendió árabe, leyó poesía en esta lengua y visitó varias veces el harén del sultán y las casas de otras mujeres turcas por las que sentía el mayor de los respetos y aprecio.

Lo más sobresaliente de su relación con las mujeres turcas fue el hecho de que fuera capaz de considerarlas dentro de su propia cultura con sus valores característicos y no juzgarlas con los de la aristocracia a la que ella misma pertenecía. Así, por ejemplo, entendía el hecho de que no consideraran una vergüenza llevar el velo sino que les permitía gran libertad de movimientos al poder pasear sin ser molestadas o reconocidas por sus amantes.

A los veinte años escribía al obispo de Salisbury, intuyendo algunas de las dificultades con las que posteriormente se encontraría debido a su género: “Por lo general a mi sexo se le prohíben estudios de esta naturaleza, y se consideran locura en nuestra propia esfera; pronto se nos perdona cualquier exceso antes que el que pretendamos leer o tener buen sentido. No se nos permiten libros excepto los que tienden a debilitar y afeminar la mente... Difícilmente hay un carácter más despreciable, o más susceptible de ridículo universal, que el de una mujer erudita: esas palabras implican... una criatura charlatana, impertinente, vana y engreída”.

Debieron pasar muchos años hasta que, en 1796, Edward Jenner cobrara relevancia por el desarrollo de la vacuna. Si bien existían algunos escritos sobre inoculación en Inglaterra, Mary fue la responsable de que el método se divulgara en todos los recovecos de Europa, y esto constituye un ejemplo de cómo las mujeres jugaron y juegan roles fundamentales para la Ciencia, a pesar de ser, en muchas ocasiones, invisibilizadas por la Historia.
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2 comentarios:

Lucía Angélica FOLINO dijo...

Rocío Ballón es mi sobrina. La mayor. Tiene apenas 24 años y una joven brillante que despliega su talento en todas las actividades intelectuales que realiza con esfuerzo y capacidad.

La historia de Mary Wortley Montagu es interesantísima, porque el ocultamiento sobre la inteligencia y las dotes de las mujeres recién comienza a vislumbrarse a mediados del siglo XX.

Aún así, y pese a que existen ejemplos de poder ejercido por nuestro maltratado género, sigue siendo improbable despegarse del sentimiento de superioridad que caracteriza a los países misóginos o machistas del Norte, en componendas para la dominación de orden mundial a través de la prédica de hostilidades y el reparto inequitativo de la riqueza.

Una vez le preguntaron a Bill Gates que sentía siendo el hombre más rico del planeta y respondió que no sabía si era el más rico, que tenía una bella familia, una casa grande y lujosa, una empresa en permanente crecimiento, muchas ganas de trabajar y seguir aprendiendo día a día y el resto (acciones y billetes en bancos) eran solo papeles. Su felicidad consistía en el servicio y en la educación y el desarrollo de las comunicaciones humanas volcó su instinto natural de empatia universal.

La historia no tardó en demostrar que con su genialidad comercial nos brindó y seguirá haciéndolo una excelente herramienta que nos acerca democráticamente a los mayores avances de la ciencia. Podemos decir nuestras verdades y pese a que la CIA y sus redes alineadas intentan continuar sus persecuciones con afán conquistador y belicista, estamos avanzando a pasos de gigante en las respuestas que puede brindarnos el conocimiento cuando interactúa y se potencia energéticamente en la comunidad.

Los americanos nos controlan desde sus satélites. Son el Gran Hermano de la ficción orwelliana hecho realidad. Nosotros, debemos resistir la penetración cultural y profundizar sobre el eje de armonía que debe regir las relaciones con países libres y
pueblos soberados.

Estoy investigando sobre el modo en que los teléfonos celulares (mucho más que los rayos del televisor o la computadora) inciden con su energía vibracional en las conductas de los adolescentes, con resultados cada día más sorprendentes para adoctrinarlos en un pensamiento único.

Lo estoy haciendo en escuelas secundarias del distrito de Avellaneda. Sin embargo, no me cabe duda que a la hora de ponerse la chaqueta dirán (ya lo han hecho cientos de veces y nuestros científicos lo saben bien) que son investigaciones propias de sus Universidades de Stanford, Harvard o Yale y no robadas a través de sistemas de alta tecnología de espionajes y contraespionajes. Habrá también muchos argentinos, latinoamericanos, o países del subdesarrollo suficientemente avarientos y mezquinos interesados en que así sea dicho.

Se avanza en las ciencias biológicas y duras hasta el punto donde al poder político le convenga, dado que la economía digitada arbitrariamente desde una maquinita de fabricar dólares en USA corrompe las mentes mediocres de los que solo buscan el éxito en el rédito económico y se venden al mejor postor por treinta dineros.

Las Ciencias Sociales van por carriles distintos. Tienen tantos tropiezos y vueltas a empezar, que denotan la fragilidad de los buenos propósitos. Sin embargo, no podemos negar que hemos logrado avances importantes en la historia de la antropología social.

Me pone especialmente feliz que la generación que llega con sus banderas bien altas, tenga tan claros los conceptos y defienda sus derechos como se debe, dando y creando vida y pensamiento genuino y no alentando las leyes de la aniquilación, los exterminios y la muerte por crímenes de alta estrategia logística.



Lucía Angélica Folino.
Abogada, profesora y poeta.

Mis sitios de poemas y de críticas sociopolíticas están en la red virtual.

http://premioparalucia.blogspot.com y otros.
(y blogs en comunidades de clarin.com y elpais.com )



COMENTARIO EN EL ESPÍRITU DE LA NOCHE.

Lucía Angélica FOLINO dijo...

En el hipotético caso que quisieran publicar y leer en radio alguno de mis poemas, presto conformidad. La única advertencia que señalo es que como auspicio que no se ejerza la función blogger desde el anonimato, para estimular un compromiso de los autores, se mencione el nombre y apellido del autor y su fuente.

Respecto de los responsables de este sitio, que está muy bien, me gustaría encontrar la lista de integrantes y los C.V. de cada uno de ustedes. La idea de despersonalizar los blogs está hondamente arraigada en los servicios secretos porque produce un desamparo en los derechos de la creación (sin referirme a los económicos) y un menoscabo del trabajo intelectual perseverante.

Fue un placer descubrirlos en google.com


Lu