sábado, 11 de octubre de 2008

HORACE ENGDAHL



C.V.M. ESTOCOLMO
Sábado, 11-10-08

Su trabajo consiste en estudiar literatura y proponer autores para los premios de la Academia sueca. Pero Horace Engdahl también hará esto a la perfección, investigar desde dentro las filtraciones sobre el premio Nobel. ¿Por qué?
Engdahl, ex agente, investiga

Porque es un secreto muy bien guardado que el secretario permanente de la Academia Sueca, Horace Engdahl, maestro del idioma, catedrático en lenguas nórdicas por las Universidades de Åbo, Finlandia y Uppsala, Suecia, miembro de la Academia desde 1997, tiene un pasado como agente de contraespionaje en los servicios secretos suecos. Una carrera que inició en la Escuela de Intérpretes de la Defensa (conocida como «el horno productor de espías»), donde, además de aprender ruso a la perfección, se adiestró en el difícil oficio de agente secreto. Tal vez, por eso introdujo en la real institución la rutina de «kodar», es decir, cifrar con nombres secretos a los favoritos al premio. Horace desveló que el alias de Le Clézio era «Châteaubriand», un buen código «que casi nadie identificaría con un autor francés ya que la cultura de la gente es hoy tan baja que, si oyeran ese apodo, pensarían que se trataba de un solomillo».
Pinchazos, escuchas...

Esa moda de codificar, que sin duda data de sus tiempos de agente secreto, es uno de los detalles a lo James Bond de esta extraordinaria historia de «filtraciones», «topos o agentes encubiertos», «escuchas», «pinchazos de teléfonos» y demás «hisch-hisch» en la Academia.

Porque Engdahl no descarta que hayan espiado sus correos electrónicos y demás documentos enviados por el ordenador, que hayan «pinchado» los teléfonos de la Academia y el suyo propio o que la Sala de Juntas, donde se delibera y vota al Nobel, estuviera infestada de micrófonos: «Las nuevas tecnologías suponen riesgos».
Afirma que «no quiero jugar a James Bond, pero que existe esa posibilidad». Como es lógico Engdahl no quiso desvelar sus métodos para descubrir las filtraciones ni que datos obran en su poder que puedan demostrar que han ocurrido. Solamente afirma muy serio, que trabajará en lo sucesivo para que no vuelva ocurrir una cosa así en el futuro, «aunque siempre existe el factor humano».

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