jueves, 26 de junio de 2008

domingo 15 de junio de 2008
Muchas Gracias, Y Buenos Días.


Hace ya algunos años, menos de los que son, cuando recorría la pequeña feria del libro que antes se hacía en Santa Cruz de Tenerife por la denominada Plaza del Príncipe que hoy me la ha traído usted a la mente con su nueva visita a la feria en Madrid. Recuerdo como en los diferentes puestos establecidos al efecto, las distintas editoriales afincadas en la isla, intentaban vender sus preciadas obras literarias. De entre todas ellas se destacaba aquella que editaba Lara y que le dió a él lo que él fue, entre otras cosas. Su enciclopedia Larousse. Se vendía sin más con una módica cantidad de unas doscientas pesetas mensuales, recuerdo que te la ponían en tu casa completa, todo aquel conjunto, de 10 volúmenes. Era la época en la que solamente se adquiría cultura porque en sí misma se la tenía como un valor. La venta de la prensa diaria a mi pobre nivel de provincias se hacía al canto del nombre del periódico que se deseaba vender, en este caso eran "El Día" "o "La Tarde". Al mismo tiempo canturreaban los vendedores de prensa local, la nacional no llegaba, las principales noticias que venían reflejadas en los ejemplares que llevaban bajo el brazo o que tenían depositados en el suelo, todo esto se hacía con el fin de atraer al comprador y de vender el producto. Esta era su publicidad, la noticia pura y dura, el resto dependía del periodista o escritor que hacía su trabajo en ellos.

Con el paso de más tiempo del de referencia y casi llegados a la actualidad veía como se seguían vendiendo obras, en la mismas ferias y lugares pero ya aparecían en ese tiempo los primeros regalos, cosa que me extrañó en aquellos momentos y no llegué a entender entonces, porque quizás mi mundo era otro y mis realidades diferentes al resto. Al caminar entre la gente se oían en los puestos de ventas de libros comentarios de vendedores del tipo: Sr. o Sra, según corresponda: "Si compra usted tal obra, o tal enciclopedia, o ... etc ... le obsequiamos con tales y cuales objetos decorativos y regalos para el hogar". Ya no estoy muy seguro si se pasó del uso al abuso o viceversa. O por el contrario fue el color por la tonalidad, cosa que también influyó, con el "qué bien queda esa encuadernación en azul marino con letras de oro de 18 quilates que le acompaña y le redecora su salón, fíjese bien". (Y abriendo un gran catálogo a modo de poster de la obra a vender la desplega el comercial por encima del los libros que tiene expuestos con el fin de que aprecie los detalles y por formas y colores proceda a adquirir). También le adjunta la coletilla: "Ésta es la mejor forma de que sus visitas se den cuenta de que gente con cultura habita en su hogar". Y empezaron a comprarse los libros por lotes, por colores, por encuadernaciones y hasta por tamaños. Los contenidos pasaron a ocupar un tímido segundo plano e incluso no se tenían en cuenta.

El tiempo siguió pasando inexorablemente y al llegar a los turnos más próximo al día de hoy, ya casi de la misma manera observo como con la venta de periódicos se regalan en la actualidad hasta sartenes, vajillas , conjuntos de cama, colecciones de DVD de esos que también van por colores y que abultan menos que un libro, tazas de café, cupones recortables en la prensa para televisores portátiles, gps, etc.... Lo peor es que no sé si El País en muchos casos, ha pasado a ser también obra decorativa en sobacos insolentes de supuestos elementos progres que hacen o llevan a modo de decoración cerebral de quién lo lleva doblado cerca de un biceps que sólo usa para peinarse, poco más. Ese es el gran peligro del obsequio o la venta alternativa por unos pocos de euros de más, que viene a ser lo mismo, salvo con el uso de cartillas de casi racionamiento, de córteme y pégueme allá y acullá para obtener ese aparato. Hoy ya te regalan hasta una enciclopedia si te compras una vajilla. Lo que a continuación le menciono es verídico: Un vendedor llegó un día y me planteó: "Si adquieres un ordenador Dell Portátil te obsequian con la enciclopedia Larousse en DVD". "Si Lara levantara la cabeza.".Puedo casi concluir diciendo que "Si te dieran cinco cervezas por un libro, los bares estaráin llenos de estante" Por eso amigo Juan es peligroso dar como triunfo de la prensa que se distribuya música de El Cigala o de quién sea, con el periódico El País. Que alguien dé a conocer su obra está bien, pero no a cualquier precio. Al César lo que es del César. Un periódico debe de venderse sin regalar tantas cosas que sólo sirven para no servir. Pero yo entiendo que usted defienda el marketing de la mano que le da, pero es que yo me conformo con leerlo a usted y a unos cuantos sin más que por lo que ustedes son. Que la empresa lo utilize para mejorar sus ventas del domingo me parece hasta bien y en la vida que vivimos normal, adaptarse o morir, que usted con su cultura, lo defienda, no tan bien, salvo que se lo hayan recomendado dada la trascendencia que tiene su blog. Y cuando quiero oir música sé en dónde se consigue de forma legal, claro está y la oigo cuando y como quiero. Ah, por cierto, dele un saludo de mi parte a esos señores, tanto a El Cigala, como a Calamaro , ya que debido a mi lejanía, resido en Tenerife, no alcanzo a ver.
Y como dijo aquél, pero hoy referido y por la mañana:

"Muchas Gracias y Buenos Días".

Firmado.

Tu Alter Ego

Sirius300 - Antonio Pedro

(Un tinerfeño)

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